Los roedores, suspendidos por su cola, intentan escapar de forma innata de esta aversiva situación. Sin embargo, después de intentos fallidos de escapar, experimentan desesperación y quedan inmóviles. Se considera que la magnitud de la inmovilidad está correlacionada con el estado depresivo de los sujetos y se disminuye significativamente con los antidepresivos.